jueves, 23 de julio de 2015

Ella

Allí donde habla el corazón, es de mala educación que la razón lo contradiga.


Siempre hay una persona que te da paz. Baja tus biorritmos y te pausa.
Ella es esa persona.
Se mete por donde nunca ha entrado la luz y enciende pequeñas esquirlas lumínicas que hacen que te brillen los ojos. 
Después, te azota con toda la oscuridad que saca de ti, te abraza y te mira. Como un cíclope. 
De cerca. 
Te dice que te quiere, bajito, para que no se entere nadie, y te hace reír a carcajadas tan alto como se pueda.
Es el hogar en cualquier patria.
El sitio que añoras y al que siempre quieres volver.
Puede que por la forma en la que le quedan las faldas.
Puede que por la picardía de su sonrisa nocturna o la dulzura de la de por las tardes.
Puede que por su forma de entender el mundo.
O por la forma en la que el mundo parece moldearse para, en algún punto, entenderla a ella.
Tal vez, ninguna de las anteriores o la suma de ellas. ¿Quién sabe?
Lo que si sé, es que ella y su efecto invernadero, se quedarán siempre bajo mi brazo derecho, apoyada sobre mi estomago, sonriendo con picardía, mientras la música suena de fondo y sol va dibujando una curva en el cielo.
Acomodada.
Y dormida.



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