martes, 4 de agosto de 2015

Manual para artífices (Parte I)


El primer beso no se da con la boca, sino con la mirada.
Caer.
Desordenadamente.
Sobre nuestras sombras.
En el sofá, en la cama, en el suelo o en la arena.
Chocar contra los muros que nos separan.
Inhalar monóxido.
Exhalar oxigeno.
Hablar en rima asonante.
Sexo subido una octava.
Y una novena si me apuras.
Bailar distintas canciones en el mismo momento.
Acompañar un "te quiero" con un "dentro de mi"
Y entrar. A puertas abiertas y ojos cerrados.
Precipitarse al vacío lleno de espacios en blanco...


Morder.
Desesperadamente.
La piel, los huesos, la lengua y la raíz de las cosas.
En la cocina, en el bar de abajo, también en el de la esquina.
Y en el de la esquina de más allá.
Y de más acá también.
Arañar los marcos de las puertas que se cierran tras los andares que nos alejan.
Acomodar el paladar al ácido de tus mañanas.
Exudar saliva ajena por los poros.
Amor alimentado a golpes de cama.
Y de actos sistémicos.
Plato rápido de ingesta lenta.
Que siempre deja con hambre.
Famélicos huecos que exigen alimento.
Un quiéreme despacio. Pero quiéreme fuerte. Hasta el fondo...


Volar.
Desorbitadamente.
Por encima de ti, de mi y de esto nuestro.
Llegar a la azotea, y de ahí al cielo, y de ahí, a Saturno.
Y ver caer las estrellas como lluvia iluminada.
Ardiendo.
Quemando las nubes.
Y reír.
Del humo del incendio. Del cielo ahora desnudo.
Como tu. Como esto.
Gritar de alegría y de placer.
Y a veces, de miedo.
Un cállate y bésame.
Mejor me callo y te beso.
Y salir de esa dársena
De nuevo a Saturno.
De nuevo en desnudo y con lujuria.
De viejo en cada minuto.
Hace horas que nos conocimos.
Pero hace años que nos esperábamos...


Querer.
Avariciosamente.
Como se quieren las cosas que duelen.
Como se quieren las que te salvan.
Las que te educan.
Querer tres veces de cada dos.
Quererlo todo a todas horas.
Y más aún.
Decir que siempre es todavía.
Y entenderlo.
Querer con frases pequeñas.
Ajustando el sonido a las letras.
Para que me entiendas.
Las palabras se adelgazan a veces.
Como en el poema.
Como en todos ellos.
Los monstruos del armario.
Muertos de miedo se quedaron.
Por lo que pasa fuera...


Querer.
Como se quiere.
Cayendo.
Mordiendo.
Volando.
Y dejandose llevar.



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